Comienzos del Siglo Veinte, 1901–1940

Arkansas enfrentó un número de oportunidades y desafíos en las primeras cuatro décadas del siglo veinte. El estado no solo introdujo significativas iniciativas en respuesta al multifacético movimiento de reforma conocido como progresismo, también sobrellevó disturbios raciales, desastres naturales y severos problemas económicos. Incluso en su intento de modernizar sus rutas y los sistemas educativos, expandir el sector industrial y abordar la creciente urbanización, la mayoría de los habitantes de Arkansas continuaban viviendo en áreas rurales y eran en su mayoría conservadores, tanto en sus actitudes hacia las relaciones sociales tradicionales, particularmente con respecto a la raza y en su ortodoxia religiosa. La tensión entre la necesidad de modernizar y el provincialismo de la Arkansas rural persistió a lo largo de esta era e inhibió cualquier cambio significativo. A pesar de que la Gran Depresión y el Nuevo Pacto desvirtuaron el antiguo sistema al introducir un nuevo participante en el campo de juego—el gobierno federal—proporcionando un foro en el cual ciertos grupos en Arkansas podían desafiar a los grupos selectos, el poder político se mantuvo en aquellos que tradicionalmente gobernaban, y aun las divisiones dentro de ese grupo no funcionaban a favor de estas firmes nuevas voces. Dadas las limitaciones de reforma y los desafíos de la Gran Depresión, el estado estaba difícilmente preparado para aprovechar las oportunidades de la economía de guerra que se observaba en el horizonte en el año 1940.

Progresismo

Las semillas de por lo menos algunas reformas “progresistas” fueron plantadas en Arkansas durante el siglo diecinueve: la prohibición del alcohol y el sufragio femenino. La Unión de Mujeres Cristianas por la Sobriedad (WCTU) abrió una sala en Arkansas en 1879 y mujeres de todos los rincones del estado comenzaron a organizarse en contra del demonio del alcohol. Adoptaron la estrategia de la opción local, involucrando a los votantes a decidir si la venta de alcohol sería permitida. Se unieron a ellas en 1886 la Alianza de Ley Seca de Arkansas, una organización que excluía a miembros femeninos y en 1912 utilizaron otra medida progresista, la iniciativa, en un intento de lograr su objetivo final: la prohibición de la venta de alcohol en todo el estado. En 1910 los electores de Arkansas habían aprobado una enmienda constitucional validando el uso de la iniciativa y la consulta popular. La primera proporcionaba al electorado una mayor participación en la introducción de leyes; la segunda podía rechazar leyes aprobadas por la legislatura con las que el electorado no estaba de acuerdo. En 1912 y de acuerdo con las disposiciones de la iniciativa, hubo electores que hicieron circular peticiones para colocar una medida prohibitiva en la boleta electoral, pero fracasaron en asegurar suficientes votos para la aprobación. Los prohibicionistas centraron su atención en la legislatura y exitosamente presionaron para aprobar el Decreto Newberry en 1915 que efectivamente prohibió el procesamiento y venta de alcohol en el estado, seguida de la “Ley Seca” en 1917.

Las mujeres habían jugado un importante papel en la lucha por la prohibición del alcohol, pero habían sido seriamente afectadas por su incapacidad para votar. En las décadas de 1980 y 1890 algunas revistas y clubes femeninos defendieron la emancipación, pero otras organizaciones de mujeres se abstuvieron de respaldar abiertamente el derecho a voto para la mujer. Los clubes de libros femeninos que comenzaron a proliferar en comunidades a lo ancho del estado, típicamente se limitaban a promover la alfabetización y las bibliotecas, pero otras mujeres se convirtieron en verdaderas activistas. La Unión de Mujeres Cristianas por la Sobriedad (WCTU), por ejemplo, estaba principalmente constituida por mujeres de iglesia que sentían gusto por el activismo a través de su asociación con organizaciones patrocinadas por sus iglesias. Para algunas mujeres esto era un primer paso entre su lucha en contra del demonio del alcohol y la batalla por el derecho al voto. El movimiento para el sufragio de la mujer obtuvo un aliado con la elección del Gobernador Charles Brough en 1916. Su esposa Anne, estaba dedicada al tema y con su marido ayudó a convencer a la legislatura en 1917 permitir a las mujeres votar en las elecciones primarias. Arkansas subsecuentemente se convirtió en el segundo estado del Sur en ratificar la décima novena enmienda en 1920.

Otra de las reformas progresistas con orígenes en el siglo diecinueve implicaba la finalización del sistema de alquiler de mano de obra de convictos. Arkansas utilizaba el alquiler de convictos como una medida generadora de fondos, pero los prisioneros a menudo eran mantenidos en condiciones horrorosas y los gobernadores de Arkansas comenzaron a movilizarse por su eliminación en la década de 1880. A fines del siglo la situación se estaba convirtiendo en un escándalo nacional y en 1912 el Gobernador George Washington Donaghey, quien había sido incapaz de convencer a la legislatura a tomar medidas, simplemente les otorgó licencia a 360 prisioneros, haciendo así imposible la acción de proveer prisioneros para cumplir con obligaciones de contratos de alquiler de mano de obra. Eso efectivamente concluyó con el sistema en Arkansas.

Crisis en la Educación

Los Progresistas estaban preocupados por el sistema educacional en Arkansas, pero el deseo por mejoras en la misma se extendió más allá de la Era Progresista. El mal financiado sistema de escuelas públicas, habiendo sido creado solo unas pocas décadas atrás, se convirtió en la preocupación de aquellos quienes buscaban expandir el nivel de alfabetización en el estado. En 1900 las escuelas de Arkansas estaban posicionadas como las peores en el país en todos los índices: escolarización, período lectivo, gasto por alumno, coeficiente entre alumnos y maestros y el nivel educacional de los maestros. Sumando a esto, el número total de distritos escolares en el estado superaba el nivel que el mismo podía financiar. En 1900 los distritos eran 4.903; en 1920 había 5.118. Los esfuerzos para reformar el sistema se iniciaron a comienzos del siglo veinte y mostraron cierto éxito en las décadas posteriores: la creación de una comisión estatal para organizar un nuevo consejo de educación y alfabetización, mayor respaldo para la enseñanza secundaria, la promulgación de una ley de asistencia obligatoria y la creación de consejos de educación locales a nivel de Condados. A pesar de estas mejoras una encuesta federal que se realizó entre 1921 y 1922 concluyó que los niños de Arkansas recibían una educación que los colocaban en significativa desventaja en el mundo moderno. Un problema difícil de resolver trazaba una estrategia que de manera satisfactoria financiaría las escuelas del estado. La recaudación generada por el impuesto a la propiedad en las áreas rurales era sumamente insuficiente y debía hallarse una diferente estructura tributaria que traslade el costo fuera de las áreas rurales y requiera de los ciudadanos de pueblos y ciudades compartir la responsabilidad de la educación de todos los niños del estado. La legislatura respondió a esta presión aprobando un impuesto cuyos activos serían destinados a la educación pública, pero también un impuesto a las ganancias y más tarde un impuesto al tabaco, ambos dedicados a la educación, fueron declarados inconstitucionales. La legislatura subsecuentemente reestructuró el impuesto al tabaco de tal forma que fue aprobada por la Corte Suprema de Arkansas. En 1929 la legislatura promulgó la ley a los ingresos llamada Hall Net que establecía un sistema equitativo de impuesto a la renta, un sistema de tasación que no sobrecargaba a los habitantes rurales de Arkansas. Algunas escuelas rurales se vieron fortalecidas, se organizó un sistema de transporte escolar y se alargaron los períodos académicos. Pero la Gran Depresión acabó con la reforma y en los primeros años de la década de 1930 muchos maestros recibían vales sin valor alguno por parte del condado por sus servicios. Junius Marion Futrell, electo gobernador en 1932, enfrentó una nueva crisis en la educación.

Futrell, quien creía que la educación más allá del octavo grado debería estar reservada para unos pocos privilegiados, dio forma a sus promesas de campaña: consolidación fiscal, algo que para él significaba la reducción de gastos del estado. Se involucró en una controversia con el gobierno federal cuando usó fondos de la Administración Federal de Asistencia a Emergencias (FERA) para pagar salarios de maestros. Cuando Harry Hopkins, director de FERA amenazó con la cesación de todos los programas federales en Arkansas, incluyendo el programa de la Administración de Regulación Agrícola (AAA), algo muy cercano a los corazones de los políticamente poderosos dueños de plantaciones en el Este de Arkansas, Futrell finalmente llamó a repeler la Ley Seca para que las ventas de alcohol pudieran ser tasadas. También promovió la legalización del juego lo que facilitó la inauguración de una pista para carreras de perros en Memphis Oeste (Condado de Crittenden) y un hipódromo en Hot Springs (Condado de Garland), estando ambos sujetos a tasación. Más tarde avaló un impuesto a las ventas minoristas. El problema de la financiación de las escuelas por el momento había sido resuelto.

El Transporte

Mejoras en el transporte fue otro de los esfuerzos por modernizar el estado que casi había colapsado frente a la Gran Depresión. La construcción de rutas siempre había sido la responsabilidad de los gobiernos locales y esto había funcionado bastante bien hasta el advenimiento del automóvil lo que demandó un sistema mejor integrado y rutas diseñadas para acomodar el tránsito de automóviles. El estado complicó la situación cuando en 1907 aprobó una ley que permitía a los condados crear distritos para la mejora de rutas, vender bonos para pagar la construcción de estas y luego gravar a los ciudadanos que se beneficiarían con las mismas. Esto parecía una forma lógica de proceder, pero en realidad condujo al problema de una mala coordinación y la falta de supervisión en la construcción. Actuando sin supervisión o coordinación, muchos condados construyeron carreteras que resultaron inadecuadas o simplemente terminaban en la línea fronteriza del condado. Aun así, el estado trató de adaptarse a una situación dinámica, exigiendo a los automovilistas obtener una licencia de conducir en 1911 y crear una comisión para la administración de autopistas en 1913. La comisión, sin embargo, ejercía poco control sobre los relativamente dispersos distritos, y la aprobación de la ley Alexander de mejoras de rutas aprobada en 1913 intensificó aún más la naturaleza local de la construcción de carreteras.

A pesar de que el estado cumplía con los requisitos para ayuda federal en 1917, en 1921 el sistema de rutas estaba tan desorganizado que la posibilidad de conseguir fondos en un programa federal se hallaba en cuestión. A fin de participar en el programa, el estado necesitaba eliminar los distritos para mejoras de carreteras y centralizar la construcción de rutas en el Departamento de Transporte de Arkansas. Cuando la legislatura se resistió, los fondos federales fueron suprimidos y los distritos se declararon en quiebra. Solo entonces la legislatura aprobó la ley Harrelson de rutas en octubre de 1923, otorgándole a la comisión de carreteras responsabilidad supervisora. Sin embargo, los distintos distritos continuaron su existencia y la comisión ejerció muy poca influencia. En 1927 los distritos de rutas se hallaban en quiebra o muy cercanos a la misma. El gobernador John E. Martineau incorporó una ley que permitía al estado asumir las deudas y responsabilidades de los distritos y lanzó el Plan de Rutas Martineau, un ambicioso programa estatal de construcción de carreteras. Su sucesor en el cargo, Harvey Parnell, aseguró la aprobación de una ley que autorizaba $18 millones en bonos para continuar con la expansión del Plan Martineau, y leyes adicionales autorizaban la venta de bonos por un valor de $7,5 millones para financiar la construcción de un sistema de peajes instalados en puentes. Sin embargo, el ambicioso plan de Parnell para la expansión del sistema de carreteras en Arkansas se debilitó por la deteriorada situación económica y la sequía de 1930 – 1931.

En 1933 la deuda de las carreteras del estado alcanzó la alarmante suma de $ 146.000.000 y el Gobernador Marion Futrell formuló la estrategia para refinanciar la misma. Para consolidar todas las deudas en una, llamó a sesión especial en 1934 y promovió su Ley de Refinanciación de Carreteras. El problema de la deuda había sido temporariamente resuelto.

Crisis en la Agricultura

La agricultura, que dominaba la economía del estado a comienzos del siglo y continuó haciéndolo a lo largo de esta era, también fue rescatada por los programas del Nuevo Pacto. A pesar de no ser el sector de la economía que los defensores del Nuevo Sur promovían, fue uno de los que más dramáticamente se expandió en el siglo veinte. En realidad, la mayoría de la expansión en el sector industrial fue como resultado del procesamiento de productos agrícolas o de la industria forestal. Desde las plantaciones de manzanas en el noroeste hasta las plantaciones de algodón en el Delta, la agricultura sustentó al sector manufacturero. Las huertas del estado, sin embargo, fueron víctimas de la plaga de 1920 y la economía del algodón casi se derrumba bajo el peso de una precipitada caída de los precios posteriores a la Primera Guerra Mundial.

Como sugiere el historiador Carl Moneyhon, el más significativo problema fue que demasiadas personas trataban de ganarse la vida en un número reducido de granjas. Entre 1900 y 1930 el número de agricultores en Arkansas se elevó de 178.694 a 242.334, mientras los acres en las granjas declinaron levemente, de 16.636.719 en 1900 a 16.052.962 en 1930. Los números totales del estado enmascaraban una tendencia que estaba desarrollándose en el Delta, a donde la expansión del sistema de plantaciones transformaba el panorama. Con el advenimiento del ferrocarril a fines del siglo diecinueve y el surgimiento de la industria forestal en previamente olvidados condados del Delta, el sistema de plantaciones suplantó bosques y pantanos. Un índice particularmente llamativo del arribo de este sistema fue el aumento en los índices de arrendamiento de la tierra. Durante un período a donde el número de agricultores se había incrementado significativamente, el número de dueños de granjas se mantuvo constante, de 84.130 en 1900 a 85.842 en 1940. El número de arrendatarios aumentó en ese período de 53.837 a 83.835.

El particularmente detestable sistema de alquiler de la tierra y aparcería impuso un extraordinario peso por las deudas contraídas en aquellos que menos poseían. Aunque ambas son formas de alquiler de tierras, la lengua vernácula los caracterizó como aparceros y arrendatarios. En el acuerdo del aparcero, un hombre sin herramientas ni mulas aseguraba un contrato, típicamente un contrato verbal, con el dueño de la tierra. Al aparcero se le proveía de mulas, herramientas, un lugar a donde habitar y adelantos del comisario del dueño de la tierra. Al finalizar el año, el hacendado pagaba al aparcero casi un tercio de la cosecha de algodón a cambio de su trabajo. Debido a los altos intereses de la tienda de la compañía, muchos aparceros se encontraban en deuda con el hacendado al finalizar este período. El arrendatario se hallaba solo marginalmente en una mejor situación. Traía algo más a la mesa de negociación—mulas y herramientas—pero él también habitaba en una casa que pertenecía al hacendado y se aseguraba adelantos del almacén de la compañía. A pesar de que recibía la mitad de la cosecha de algodón a cambio de su labor, a menudo se encontraba en deuda al finalizar el año.

Disturbios Raciales

La carga de la aparcería y el arrendamiento recayó mayormente en la población de raza negra, grupo que soportó una serie de significativas adversidades comenzando con la adopción de estatutos de exclusión y segregación en la década de 1890. A fines del siglo diecinueve, la exclusión era aceptada como una reforma política. En realidad, sirvió para reforzar un bloqueo en el proceso electoral por parte del Partido Democrático. Las décadas de 1880 y 1890 habían presenciado un reto electoral por parte de un tercer partido que parecía uniría a votantes blancos pobres y negros. Al aprobar el voto secreto y el impuesto al voto, gran número de analfabetos y votantes pobres de ambas razas fueron eliminados del proceso electoral. El voto secreto requería que los votos de los analfabetos fueran marcados por jueces electorales y no por amigos del votante. El impuesto al voto impuso una carga financiera a los sectores más pobres de la población y, sumado a las prohibiciones que afectaban a los analfabetos, efectivamente excluyó al dieciocho por ciento de los votantes de raza negra y al siete por ciento de los votantes de raza blanca. El instrumento final de exclusión decretado en Arkansas fue la Votación Primaria Blanca. En 1906, el Partido Demócrata del estado, como en otros estados del Sur, votó permitiendo solo a personas de raza blanca el derecho de participar en las elecciones primarias Demócratas. Uno de los miembros fundadores de la sección Little Rock (Condado de Pulaski) de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color, el Dr. John M. Robinson, no estaba conforme con la exclusión y en 1928 fundó la Organización Demócrata de Negros de Arkansas. Presentó una demanda en contra de la Primaria Blanca pero grande fue la decepción cuando la Corte Suprema de Arkansas ratificó la Primaria Demócrata solo para blancos en el juicio Robinson versus Holman. La población negra de Arkansas debió soportar otros desafíos. Mientras el sector de las plantaciones se expandía e inmigrantes blancos y negros de otros estados del Sur llegaban a Arkansas para trabajar la tierra, surgió la competencia entre ambos por trabajos en las mismas. Los hacendados a menudo preferían contratar obreros de raza negra porque a estos se les podía pagar menos y exigir trabajo más duro. Empobrecidos, segregados (aislados) y destituidos eran presa fácil. Una serie de incidentes nocturnos ocurrieron con el objetivo de impulsar a los agricultores negros a abandonar las plantaciones de modo que los blancos pudieran ocupar sus puestos laborales. Dos casos involucrando a veintisiete imputados fueron procesados en la corte federal en 1904, pero solo en un caso se imputó condena. El caso Hodges versus U.S. fue apelado en la Corte Suprema de los E.E.U.U., y ese cuerpo, en una decisión histórica, determinó que los americanos de raza negra no gozaban de derecho al empleo con protección constitucional.

Mientras tanto, el linchamiento de negros, habiendo alcanzado su más alto punto en la década de 1890, comenzó a reducirse en los primeros años del siglo veinte, pero linchamientos, algunos altamente publicitados, todavía ocurrían – uno en 1921 en el Condado de Mississippi y otro en Little Rock en 1927. El Ku Klux Klan (KKK), habiéndose reactivado durante e inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial, no jugó un papel principal en ninguno de esos linchamientos, pero se convirtió en una potente fuerza en la política del estado, particularmente en la década de 1920. El Klan había ampliado, sin embargo, su lista de objetivos en esta reencarnación de siglo veinte e incluía judíos, católicos, extranjeros y traficantes de alcohol. Solo los destiladores de alcohol clandestino eran abundantes en Arkansas para llamar su atención, por lo que los negros generalmente se convirtieron en su principal blanco de ataque.

El más notable caso de violencia colectiva en contra de ciudadanos de raza negra fue la masacre Elaine ocurrida en 1919 en el Condado de Phillips. Agricultores de raza negra que habitaban en las cercanías de Elaine (Condado de Phillips) formaron la Unión Americana de Hogares Progresistas en ese año y contrataron a Ulysses Bratton, abogado de raza blanca de Little Rock, para presentar demanda en contra de los hacendados para los que ellos trabajaban. Creyendo que estaban siendo engañados por los hacendados, buscaron asegurar un acuerdo razonable, y Bratton, quien fuese anteriormente fiscal federal y habiendo promovido previamente investigaciones de servidumbre por deudas, aceptó a representarlos. Mientras Bratton investigaba sus demandas y reunía evidencia, un tiroteo ocurrió fuera de una iglesia a donde miembros negros de la unión se hallaban reunidos la noche del 30 de septiembre de 1919, con el resultado de un hombre blanco herido y otro muerto. Los siguientes tres días fueron testigos de intensa violencia en contra de hombres, mujeres y niños de raza negra cuando bandas de hombres blancos de condados de los alrededores y de Mississippi procuraban sofocar lo que ellos creían era una rebelión de gente de raza negra. El Gobernador Charles Brough dispuso la intervención de tropas federales y el imperativo fue el desarme de la población, negros y blancos. Doce hombres negros fueron posteriormente condenados a muerte en gran medida a base de testimonios coaccionados en juicios que duraban minutos. La Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP) inició una investigación y promovió una serie de apelaciones que eventualmente resultaron en su liberación. Scipio Jones, un prominente abogado de raza negra de Little Rock, jugó un importante papel representando a los doce hombres, y muchos otros habitantes de raza negra de Arkansas contribuyeron con el costo de las apelaciones.

Oportunidades Económicas y Desafíos

Si los habitantes de Arkansas hubieran gozado de una mejor posición cuando se inició la Primer Guerra Mundial, podrían haber capitalizado el negocio de la producción de suministros de guerra. Como resultado de la guerra se produjo un rápido incremento en los precios de los productos agrícolas y otras materias primas producidas en Arkansas. Las industrias de la madera, carbón, zinc y bauxita experimentaron nuevos niveles de producción y rentabilidad. Como sugiere el historiador Carl Moneyhon, la guerra integró aún más a Arkansas a la cultura nacional al traer tropas de otros estados a Camp Pike en Little Rock Norte (Condado de Pulaski) y a Eberts Field en el Condado de Lonoke. Más de 71.000 soldados de Arkansas abandonaron el estado para servir en la guerra y muchos regresaron trayendo un mundo nuevo de experiencias al estado. Mientras tanto, aquellos en el ámbito doméstico participaban en campañas la Cruz Roja y en las colectas de la Asociación de Jóvenes Cristianos (YMCA) y así focalizaban su atención en asuntos más allá del ámbito del hogar.

La represión por disenso en contra de la guerra se convirtió en parte de la experiencia de Arkansas cuando un intento por arrestar a evasores al servicio militar en el Condado de Cleburne llevó a una confrontación armada en 1918 en lo que se conoce como la Guerra de Reclutamiento del Condado de Cleburne. Sumado a esto, la epidemia de gripe de 1918 mató a más de 7.000 habitantes de Arkansas, varias veces superando las bajas producidas durante la Primer Guerra Mundial.

A pesar de que la guerra brindó oportunidades económicas para ciertas industrias en Arkansas, el periodo posterior a la misma también produjo desafíos sociales y económicos. Algunos historiadores ven a la masacre de Elaine como una manifestación de ajuste posterior a la guerra, ya que los disturbios raciales y laborales se intensificaron en la nación en 1919 y 1920. En 1920 el mercado agrícola tocó fondo cuando el precio del algodón bajó de treinta y siete centavos a seis centavos por libra. A pesar de que los precios se recuperaron durante 1920, fue muy poco y muy tarde para muchos agricultores, y más tarde ocurrieron desastres naturales en 1927 y nuevamente en 1930. La inundación de 1937 anegó 2.024.210 acres en Arkansas a lo largo del Río Mississippi y sus tributarios y si no hubiera sido por el bien organizado socorro de la Cruz Roja, muchos de los habitantes del estado habrían quedado en terrible situación. El agua se mantuvo estacionaria en miles de acres bien entrado en verano impidiendo la plantación de cosechas. A la inundación de 1930 le siguió una severa sequía que también requirió de los esfuerzos de la Cruz Roja y expuso la indigencia de las zonas rurales de Arkansas a vista de la nación. Se descubrieron familias al borde de la inanición y se manifestó claramente que las inundaciones solo eran parte de la razón del problema. La indigencia endémica de la población rural solo fue exacerbada por la sequía. Los niveles de frustración eran altos y cuando los agricultores de England (Condado de Lonoke) en enero de 1931 demandaron la asistencia por parte de la Cruz Roja, y no siendo esta inmediatamente accesible, los comerciantes de la zona fueron los que distribuyeron provisiones.

La Gran Depresión

La Gran Depresión llegó a Arkansas mucho antes de la caída de los mercados en 1929. La década de 1920 había sido una pesadilla para muchos de los habitantes del estado. Al finalizar la década, a muchos de los contribuyentes les era imposible pagar las tasas de las escuelas, caminos y aguas de drenaje y la sequía de 1930 dispensó un golpe catastrófico. En 1932 el precio del algodón había bajado a seis centavos por libra, mucho más bajo que el costo de producción. En realidad, ninguna cosecha se pagaba a sí misma y los comerciantes y empresarios que dependían de una economía agrícola vigorosa – la mayoría de ellos – fueron duramente afectados. Los bancos cerraban sus puertas dejando a los depositantes con los activos bloqueados y sin fondos. Cuando el Gobernador Futrell asumió su cargo en 1933, la desocupación era casi del cuarenta por ciento. Creyendo que la legislatura había sido culpable de malgasto de fondos, propuso dos enmiendas a la constitución del estado que severamente restringían el poder de tasación y de gastos del órgano legislativo – y del estado en general – y marcó un dramático alejamiento de la dirección en que los gobernadores progresistas habían conducido al estado en las tres décadas previas. Futrell, un conservador del gasto público quien creía fervientemente en que el estado debía desempeñar una función muy pequeña en los asuntos de sus ciudadanos, propuso la Decimonovena Enmienda, la cual limitaba las asignaciones presupuestarias legislativas a un monto fijo y requería tres cuartos de los votos en cada cámara del órgano legislativo o la aprobación de los votantes en elecciones generales antes de que los impuestos pudiesen ser elevados. La Vigésima Enmienda requería la aprobación del electorado antes que el estado pudiese emitir bonos. Los electores aprobaron ambas reformas en una elección llevada a cabo posteriormente.

Mientras tanto, problemas de otra índole se estaban generando en el Delta de Arkansas. En 1934, arrendatarios y aparceros se unificaron bajo la Unión de Arrendatarios Agrícolas del Sur (STFU) y comenzaron a objetar la forma en que los programas de la Administración de Regulación Agrícola estaban siendo implementados. La STFU planteó dos grandes problemas. Primero objetaron la forma en que los hacendados estaban utilizando los pagos por reducción de las cosechas – fondos que recibían como compensación por “arrendar” acres al gobierno federal a cambio de no sembrar ciertos cultivos tales como el algodón. En segundo lugar, al verse reducidas las plantaciones que requerían trabajo intensivo, muchos hacendados desalojaron a los arrendatarios que resultaban superfluos. A pesar de encontrarse alineado con los hacendados, la publicidad alrededor de los violentos ataques a miembros de la Unión de Arrendatarios Agrícolas y la agitación de sus líderes en Washington D.C., forzaron a Futrell a establecer una comisión estatal para estudiar la situación. A pesar de que la Unión de Arrendatarios Agrícolas nunca alcanzó sus objetivos, atrajo la atención a la crítica situación de los necesitados de las áreas rurales del estado, y uno de sus fundadores, H. L. Mitchell, afirmó que la integración en la Unión de Arrendatarios Agrícolas del Sur sentó las bases del movimiento de derechos civiles que surgió en la década de 1950.

Al término de la función de Futrell en 1937, el estado estaba operando en base a efectivo y de hecho gozaba de un excedente en la gestión de la tesorería. Sus esfuerzos por un recorte fiscal y los nuevos impuestos al licor y al juego fueron los responsables de este excedente, pero muchos en Arkansas habrían sufrido de no ser por el monto masivo de los fondos federales invertidos en el estado a través de FERA, AAA y la Administración para el Progreso del Trabajo (WPA). La WPA contrató a miles de personas de Arkansas para proyectos de obra, incluyendo la construcción de rutas y edificios públicos. Otros empleados de WPA entrevistaban a antiguos esclavos, redactaban historias de condados y recolectaban cuestionarios en iglesias a lo largo y ancho del estado. El Cuerpo Civil de Conservación (CCC), mientras tanto, colocó a muchos hombres jóvenes de Arkansas a trabajar en campamentos del estado, creando así un número de parques estatales.

No todos los programas del Nuevo Pacto tuvieron tanto éxito. La Administración de Electrificación Rural (REA) sufrió una fuerte oposición por parte de la Compañía de Energía y Alumbrado de Arkansas (AP&L) de Harvey Couch, quien deseaba mantenerse como el único proveedor de electricidad rural. A pesar de que el servicio eléctrico se expandió en Arkansas entre 1900 y 1940, permitiendo a miles de personas del estado gozar de las comodidades del mundo moderno, la electricidad llegó a muchas áreas rurales solo después de la Segunda Guerra Mundial.

Imagen y Realidad

Los problemas económicos de Arkansas y su infame historia racial contribuyeron a un permanente problema de imagen. El famoso erudito H. L. Mencken se refirió a Arkansas como el “Sahara de Bozart”, refiriéndose no exclusivamente a su legado racial sino a la lucha en contra de la enseñanza de la teoría de la evolución en el estado. Mientras el fundamentalismo religioso, que emergió a fines del siglo diecinueve, se reforzaba en la década de 1920, el movimiento en contra de la teoría de la evolución se convirtió en su más importante emblema. En 1924 la Convención Bautista del Estado de Arkansas rechazó la teoría de la evolución y comenzó a presionar a la legislatura para aprobar una ley en contra de esta. No pudiendo asegurar la aprobación de la ley Rotenberry en 1926, los defensores de la medida se aseguraron suficientes votos para colocar un proyecto de ley en los sufragios de 1928 y la victoria fue abrumadora.

Muchos ciudadanos de Arkansas se sentían incómodos con la imagen que había creado Mencken y también resentidos con ciertas personalidades de radio de la década de 1930 que jugaban con la caracterización de la gente de las montañas Ozark. Lum y Abner (Chester Lauck y Norris Goff) y el comediante Bob Burns convirtieron a exitosos programas de radio en carreras cinematográficas y presentaron esa caracterización a una audiencia nacional. Como sugirieron el historiador Ben Johnson y el periodista e historiador Bob Lancaster, el tipo de humor de Burns era particularmente mortificante para mucha gente de Arkansas porque colocaba al lugareño de Arkansas como blanco de sus burlas, mientras Lum Y Abner simplemente usaba “la rusticidad de sus personajes” como condimento. Independientemente de esto, muchos en el país rescataron de ambos programas una imagen distorsionada de Arkansas, y llegaron a considerarlo como un estado habitado por campesinos ignorantes. Mucho más sucedía en el estado, y aún mientras estos programas radiales desinformaban a la nación, el poeta John Gould Fletcher, quien fue uno de los escritores de la generación perdida y permaneció en exilio voluntario en París en la década de 1920, ganaba notoriedad. Compuso una extensa oda como celebración del centenario del estado en 1936 y gano el Premio Pulitzer en poesía en 1939.

Al mismo tiempo Fletcher contribuía con el resurgimiento del aprecio por la cultura folclórica de Arkansas. En 1935 visitó a Emma Duserbury cerca de Mena (Condado de Polk) quien cantó un número de olvidadas canciones. El relato de su visita inspiró a otros a grabarlos y archivarlos en la Biblioteca del Congreso. Uno de los que visitaron a la señora Emma, fue el folclorista Vance Randolph, quien entrevistó a otros lugareños en las montañas Ozark y grabó mucho de su música. Mientras tanto el musicólogo John Lomax visitaba las prisiones de Arkansas y grababa “La Línea Rock Island” más tarde llevada a la fama por Leadbelly, exponiendo así la riqueza de la música blue del estado. Algunas comunidades eventualmente hallaron el valor comercial de su cultura folclórica y comenzaron a capitalizarla patrocinando festivales de arte y música de ese género.

La Hora de Blues de King Biscuit, transmitida desde Helena (Condado de Phillips) ejemplificó esta tendencia como también el arribo del entretenimiento radial a Arkansas. Desde Helena en el Delta hasta Mountain View (Condado de Stone) en las montañas Ozark, las comunidades comenzaron a usar esa imagen rústica en lugar de alejarse de ella. Otros, con una mentalidad más académica, comenzaron a establecer las bases para preservar y promover la historia del estado. La Asociación Histórica de Arkansas (AHA) publicó varios volúmenes sobre la historia de Arkansas en la primera década del siglo veinte, pero la organización fue luego eclipsada por la Comisión de Historia de Arkansas (llamada ahora Archivos del Estado de Arkansas) establecida en 1905. A pesar de la falta de financiamiento de la Comisión de Historia y siendo la misma poco apreciada, luchó por crear un archivo para preservar evidencia documental que más tarde historiadores hallarían útil. En 1930 dos profesores de historia (David Y. Thomas y J. H. Atkinson) comenzaron a promover el restablecimiento de la AHA, con la esperanza de promover una vez más la publicación de obras eruditas sobre la historia del estado. Recién en 1941 tuvieron éxito y desde ese año el estado nunca careció de sus académicos en historia.

Conclusión

Entre 1900 y 1940 el estado atravesó una serie de cambios y superó los obstáculos a los que debió enfrentarse. Ciertas reformas progresistas, como la Ley Seca, quedaron atrás cuando las demandas económicas se convirtieron en prioritarias. Otras, como el voto femenino y la finalización del alquiler de mano de obra de convictos, permanecieron vigentes. Al finalizar el periodo, el estado se había apartado de tener un gobierno activista, adoptando programas federales que lo orientaron aún más hacia una dependencia del tesoro nacional, tendencia que continuó a lo largo de las siguientes décadas. A medida que se avecinaba la Segunda Guerra Mundial, el estado estaba mal preparado, tal como lo había estado en 1917, para aprovechar las oportunidades que se presentaban ante la necesidad de producción industrial en el esfuerzo bélico. Su sector industrial se mantuvo lejos y en segundo lugar después de la economía agrícola.

Para información adicional:

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Jeannie Whayne
Universidad de Arkansas, Fayetteville

Ultima actualización: 18 de noviembre de 2020

Traducción por Ana María Napier
marzo 2022

Traducido al Español

En un esfuerzo por ser accesible para todos los usuarios, CALS Encyclopedia of Arkansas hizo que las ocho entradas generales se tradujeran profesionalmente al español.

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